La ropa de playa parece que es indestructible. La mojamos, la secamos, la volvemos a mojar, las ponemos al sol indefinidamente…
Nuestras prendas de playa en realidad no aguantan tanto y en realidad, más temprano que pronto terminan desgastándose y perdiendo el color y propiedades elásticas y de ajuste. Además, el cloro, la arena y la sal son totalmente nocivas para la ropa. En este blog os vamos a dar unas claves para que podáis alargar la vida útil de vuestra ropa y que se mantengan lo máximo posible como el primer día.
¿Estrenarlo nada más comprar?
Sabemos que cada vez que te compras un bañador nuevo, ya estás deseando estrenarlo, pero si de verdad te gusta, será mejor que esperes un poco. Si lo dejas en remojo con un poco de vinagre blanco y sal durante unas horas, los colores se fijarán mucho más al tejido y se conservará mejor.
Protege tu piel con crema, pero no tu ropa
Cuando te pongas crema o bronceador, ten cuidado de que no toque con la tela, ya que es muy habitual que se manchen los bordes del bañador y muchos de estos productos suelen dejar marcas. en la ropa que no podréis quitar después.
Lavar y aclarar con cuidado
Después de cada uso, es importante quitarle la sal o el cloro con abundante agua fría y jabón líquido, mejor si este es específico para ropa. El agua caliente puede decolorar la ropa y por eso hay que evitarla todo lo posible. Una vez limpia, escurre el agua y tiende las prendas.
Secar si, pero no de cualquier forma
Coincidimos en que hay que secar la ropa al aire libre si, pero no de cualquier modo. Es indispensable, sobre todo en el caso de los bikinis, que los tendamos en una superficie lisa y cuidemos la forma en la que se quedan para evitar deformaciones. Eso si, trata de que esté al aire libre, pero nunca al sol, si no hay otra, al menos tiende por la cara interior del bañador.
¿Ya tienes tus bañadores para el verano? ¡Cuídalos y verás cuanto te duran!